27 de enero de 2016

El Seguro de Vida – Orígenes




Desde que el hombre se organizó socialmente en actividades económicas, el tema de protegerse, en tanto actor principal de su propia actividad económica, se convirtió en “el” punto central de la cuestión.
Diferentes y variados riesgos amenazaban al único gestor de los recursos que permitían su supervivencia y la de los suyos. Aún hoy rige ese principio básico y la pregunta eje de toda la cultura aseguradora de personas:

·     si el proveedor principal de recursos de un grupo desaparece o queda imposibilitado de seguir cumpliendo ese rol…
·         ¿quién lo cumplirá?
·         ¿quién proveerá de sostén al grupo?

Desde los legionarios romanos, que generaban un fondo común para ceder a viudas y huérfanos en caso de muerte o incapacidad de uno de los soldados, pasando por los mercaderes que trasladaban sus mercancías por tierra y por mar en la edad media y hasta llegar a la época de la Revolución Industrial
, el surgimiento corporativo o la globalización en nuestros días, siempre, sin dudas, la preocupación del hombre estuvo centrada en proteger su patrimonio y, más aún, la capacidad de generarlo, ampliarlo y legarlo a aquellos que quedaban como sus herederos, para que siguieran gozando de la continuidad del sostén familiar y su vida diaria no se viera amenazada en lo económico.

Entonces, tenemos que una de las mayores preocupaciones respecto de “quién cuidará de los míos cuando yo no esté” queda finalmente zanjada por el Seguro de Vida, también llamado como “Seguro de Personas”.

Este tipo de seguros se caracterizan por enfocar su cobertura en los riesgos relacionados con la vida humana, principalmente los fijados por muerte, supervivencia, invalidez y o enfermedad y sus consecuencias.
Así también apuntan a cubrir daños consecuenciales o adicionales a las causas principales de riesgo, como ser aquellos derivados de los mencionados con anterioridad y destacados.
Gastos médicos, de sepelio, por medicación, tratamientos prolongados, repatriación de restos, internaciones, terapias o gastos de acompañante, son solo algunos ejemplos de estos adicionales que pueden generar un aprieto serio, en caso de no ser tenidos en cuenta a la hora de contratar un seguro.



¿Cómo se “cotiza” un Seguro de Vida?


Se sabe que para existir un seguro, previo debe existir un bien asegurable. La característica principal de éste bien, es que debe tener un valor económico que pueda ser expresado a través de algún tipo de moneda o bien de cambio que permita ponerle un “precio”.
Entonces… ¿Cómo podemos expresar el “valor” de la vida humana para que se la considere un “bien asegurable”?
Ciertamente no por ponerle un precio, cosa imposible de hacer según los cánones vigentes de nuestra cultura social. Pero sí, en cambio, podemos decir que si esa persona, sobre la cual se pretende proteger una vida, es capaz de generar un valor económico medido en el tiempo (cantidad de moneda que percibe durante un año por el trabajo que realiza, por ejemplo) podemos decir que si durante ese tiempo u otro ampliado no está capacitado para generarlo, entonces hay una pérdida de beneficio económico.
Ese es precisamente el parámetro que se utilizará para medir el “valor económico” o “valor asegurable” de una persona, según su capacidad de generar recursos económicos en un período de tiempo estipulado.



Fundamentos Para la Contratación de un Seguro de Vida


Para darle valor al planteo anterior deberemos remitirnos a tener presente la “Jerarquía de las Necesidades” enunciada por Abraham H. Maslow según la cual, el hombre maneja cinco necesidades básicas, acomodadas en un orden de complejidad determinado.
Estas son necesidades:

1.    Básicas
2.    De Seguridad
3.    De Pertenencia
4.    De Estima, y
5.    De Autorealización

De éstas cinco necesidades fundantes enumeradas, surgen entonces las incertidumbres que se generan, desde el inicio de los tiempos, en cualquier núcleo humano en el cual hubiere alguien destacado como líder o responsable, desde los jefes de los clanes de las épocas prehistóricas hasta cualquier jefe de familia de hoy:

·         ¿Qué pasa con mi grupo si muero?
·         ¿Qué pasa conmigo y con los míos si quedo incapacitado?

En ambos casos la respuesta a las dos preguntas, se formulen en cualquier orden, es la Prevención y la Previsión.



Prevención – Previsión – Definiciones.


La “Prevención” es la acción de adelantarse a acontecimientos destructivos o amenazadores y la aplicación de estrategias para neutralizarlos.
La “Previsión” es la acción de generar estrategias para minimizar, neutralizar o atenuar, las consecuencias de aquellos acontecimientos que son certeros en su ocurrencia pero desconocidos en su momento.
Se hace “prevención” en seguridad para reducir al mínimo la posibilidad de que ocurra un accidente, utilizando cinturón de seguridad, colocando una baranda en un balcón o haciendo una revisión exhaustiva del chequeo pre vuelo de una aeronave.
Un accidente puede o no ocurrir; la forma de evitarlo es tomando precauciones. Puede ocurrir, pero en la medida de que ampliemos los controles y las precauciones el margen de ocurrencia se reduce.
Cuando se hace “previsión”, se toman medidas sobre un hecho que, a priori, se sabe con certeza que, antes o después va a ocurrir de manera inevitable, va a ocurrir y de lo que se trata es no de impedirlo sino de atenuar sus consecuencias dado que dicho hecho es inevitable. La vejez, la enfermedad y la muerte, son los tres hechos principales sobre los que hacemos previsión, dado que pueden sorprendernos en cualquier momento y de ninguna manera podemos estar ajenos a ellos. Tarde o temprano, todos seremos alcanzados por ellos.


26 de enero de 2016

2016 - El Año del Cambio



Corrió mucha agua bajo el puente desde 2001. Si bien los argentinos conocemos de crisis, cambios, movimientos y debacles, nunca dejamos de sorprendernos ante una nueva movida social y tampoco terminamos de acostumbrarnos a ellas. Por suerte...

Una etapa nueva se abre a modo de cambio; sin saber a priori si será mejor o peor, sabemos que los planteos, las propuestas y las formas empiezan a ser diferentes.
Por lo tanto, empezaremos a buscar en nuestro ámbito cuáles serán las novedades que regirán los destinos de la gran familia del seguro en este 2016.

Trataremos desde aquí el sumar, el aportar y el alentar, en todo lo que podamos para que la cultura aseguradora crezca entre nosotros y abrir a la mayor cantidad de gente posible el hecho de comprender lo que el seguro significa a nivel social y personal.

Buen año para todos. Ahí vamos.